¡Es inmensa! Por eso duele en
el alma cuando, soberbios, se ufanan de “sus obras” y envanecidos
afirman que “gobiernan para los pobres del Perú”
Nació
en 1896, un año después de Víctor Raúl. Fue un 14 de enero, día del
gráfico, como si Carlos Hilario hubiera sabido que a eso se iba a
dedicar en su madurez y que su hijo mayor, Carlos Manuel, también lo
haría.
De padre limeño y madre huanca, del
pueblito de Sincos, en su niñez fue acólito y por eso rezaba el
Padrenuestro en latín. En su adolescencia fue aprendiz de zapatero, pero
posteriormente en una imprenta aprendió todo lo relacionado con las
artes gráficas, para decidir hacerse tipógrafo, pues los cajistas
ganaban más, debido a que les exigían que además de conocer el oficio
tenían que tener buena ortografía y cultura general. Era autodidacta,
gran lector.
Ya casado y con muchos hijos, en la
imprenta de Torres Aguirre, ubicada en la cuadra seis del jirón Ica de
Lima (donde después funcionarían los diarios Expreso y Extra), se haría
linotipista.
Trabajó muchos años en el taller de los
parlamentarios Torres Aguirre, quienes editaban el Diario de los
Debates del Congreso. Como solicitó le mejoren las condiciones
económicas y no fue atendido, decidió independizarse y presentó su
renuncia. No pudo irse inmediatamente, pues los dueños lo habían
declarado "Trabajador indispensable" según una patronal ley vigente que
también establecía que tenía que "permanecer seis meses para preparar a
su reemplazo" .
Con su saliva hizo en el piso una cruz y poniendo una mano sobre ella juró que nunca tocaría una máquina si no era de él. |
Faltando unas semanas para cumplirse el
plazo, los días se hicieron muy largos para él, pues la ley de marras
establecía una serie de "faltas graves" por las que podía perder su
liquidación e irse despedido sin un sol. Los dueños hasta le ordenaron a
uno de sus compañeros que le buscara pleito, y que por ello recibiría
una bonificación. (Cualquier parecido entre estos congresistas y algunos
actuales no es coincidencia, es su esencia)
Finalmente, el último día de su tortura
concluyó. Se arrodilló junto al linotipo en que trabajaba, con su
saliva hizo en el piso una cruz y poniendo una mano sobre ella juró que
nunca tocaría una máquina si no era de él. Los dueños, allí presentes,
se rieron a carcajadas, y le dijeron: "¡Qué ingenuo! Mira a Fulano y a
Zutano, también se fueron y tuvieron que regresar".
Contemporáneo
Por su parte, Víctor Raúl, procedente
de una familia acomodada, se educó en universidades de Lima y Londres.
Sus actividades políticas se centraban en la idea de extender la
educación a las clases trabajadoras. Oponerse a la dictadura de Leguía
lo llevó a la cárcel, de donde salió tras una huelga de hambre para
exiliarse en México (1923-30).
Allí fundó en 1924 el APRA (Alianza
Popular Revolucionaria Americana), un partido populista de ideología
nacionalista, antiimperialista y anticapitalista. Regresó al Perú tras
el derrocamiento de Leguía, participando en las elecciones de 1931; pero
la victoria le fue arrebatada por Sánchez Cerro, que lanzó la
persecución del APRA, encarcelando a su líder (en 1933 Sánchez Cerro
sería asesinado por un exaltado aprista).
Se iniciaba así un largo periodo de
persecuciones, coincidiendo con la sistemática vulneración de las
libertades en el Perú del siglo XX: en 1936 tuvo que exiliarse de nuevo
al ser anuladas las elecciones en las que había triunfado el candidato
apoyado por el APRA. Regresaría a la actividad política en 1943.
Entre tinta y papel
Más o menos en esta época, Carlos
Hilario inició su imprenta en la sala de la casa que alquilaba, con una
máquina de palanca, un chivaleti y algunas cajas de tipos. Como no tenía
guillotina, cortaba el papel a mano, empleando una chaira de zapatero.
Fue un duro comienzo...
Con mucho esfuerzo y la ayuda de
algunos de sus hijos –especialmente de Lucho, quien hacía diez mil
impresiones diarias en la máquina de palanca– salió adelante. Por su
parte, "El Cachorro", Carlos Manuel, también linotipista, ganado por las
ideas apristas había distribuido "pan con libertad" (el diario La Tribuna) y fue miembro de la
"Guardia plateada" hasta el día en que Haya se asiló en la embajada de
Colombia en Lima a raíz del golpe de Estado de 1948. Los miembros de su
célula no pudieron aceptar que "El Jefe"’ buscara la protección del país
que arrebató el trapecio de Leticia al Perú.
"El Cachorro", por su sapiencia como dirigente sindical y los lentes que usaba, pasó a ser "El búho". |
Sacrificio y trabajo
Cuarenta años después, con mucho
trabajo, ingenio y sacrificio, Carlos Hilario vivía de sus rentas, pues
había acumulado una fortuna de 2,7 millones de soles, que guardaba en
cuentas de ahorro. Hacían ya tres años que gobernaba Alan Gabriel Ludwig
y Luis Alva Castro era el ministro de Economía y Finanzas, aunque, al
parecer, este último creía que la cartera que ejercía era "de Gastos y
Fianzas" .
Para "refrescar" el gabinete
ministerial, "Caballo Loco" movió uno de sus "peones descartables" .
Había sido ministro del Interior (1985) y de Energía y Minas (1987), y
lo sería de Economía y Finanzas menos de tres meses, del 2 de septiembre
al 27 de noviembre de 1988.
Cataclismo
Cuatro días después de su nombramiento,
el martes 6, Salinas Izaguirre anunció el "sinceramiento de precios",
hipócrita frase aprista con la que se produjo un cataclismo económico
financiero que causó más víctimas que el reciente sismo en Haití porque
afectó a los peruanos durante varios años.
Debido al "Salinazo" de Caín...,
perdón, de Abel, Carlos Hilario vio esfumarse su fortuna por la cruel
devaluación monetaria y los últimos cuatro años de su vida tuvo que
depender de una de sus hijas. ¡Cuarenta años luchó por evitar este
final, sin saber que unos inefables sujetos lo tumbarían en su
ancianidad! Finalmente expiró pocas horas después de la captura de
Abimael Guzmán.
Como la de Carlos Hilario, hay muchas
historias con finales infelices causados por el primer gobierno de Alan
Gabriel. ¡La deuda de los apristas es inmensa! Por eso duele en el alma
cuando, soberbios, se ufanan de "sus obras" (tremendo faenón) y
envanecidos afirman que "gobiernan para los pobres del Perú".
Nota de redacción:
Esta historia es tan cierta como que Carlos Hilario era mi abuelo, y Carlos Manuel, mi padre.
Los datos referentes a Haya de la Torre y al APRA han sido tomados de www.biografiasyvidas.com.
Este artículo fue publicado en Globedia el 14 de enero de 2010.
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